Low-code y no-code: diferencias y similitudes

Habitualmente se habla de las plataformas low-code y no-code como soluciones de un mismo universo tecnológico. Ambos tipos de herramientas corresponden a entornos de desarrollo de software visual y permiten a los desarrolladores así como a los usuarios en general arrastrar y soltar componentes de aplicaciones, conectarlos y encarnar el rol de creador de software. Es decir que hacen posible que, por ejemplo, los especialistas de diferentes áreas del negocio sin conocimientos de programación participen en la creación de software como web app creator. Pero si bien ambas clases de plataformas ayudan a crear aplicaciones móviles o web más rápido a partir de interfaces gráficas, y reducen la dependencia de los desarrolladores profesionales, lo cierto es que existen importantes diferencias entre ellas.

Las herramientas no-code garantizan velocidad en el desarrollo. Y aunque es cierto que permiten armar una aplicación totalmente a partir de elementos prefabricados, luego no es factible hacer que esa solución corresponda exactamente a las necesidades de una empresa. En cambio las plataformas low-code ayudan a ahorrar tiempo gracias a los elementos prefabricados, pero además mantienen la opción de individualizar los desarrollos.

Personalizar requerimientos

Una plataforma de desarrollo low code ofrece más alternativas para personalizar las necesidades de cada empresa. Esto hace que las  estimaciones sean optimistas para el mercado global de estas soluciones: anticipan que generará ingresos por U$S 187 mil millones para 2030, frente a $ 10 mil millones en 2019. Y para 2024, la consultora Gartner prevé que low-code será responsable de más del 65% de la actividad de desarrollo de aplicaciones.

Las herramientas no-code, por su parte, son aplicables estrictamente en casos en que se necesita crear aplicaciones más pequeñas para un área o departamento en particular, que resuelvan un problema claramente definido sin estar conectado a otros procesos. El no-code ofrece recursos muy rudimentarios para integrar y coordinar múltiples procesos, lo cual genera problemas de rigidez y mala integración con los sistemas existentes.

Es decir que, si bien tanto low-code como no-code ofrecen interfaces gráficas de usuario, y en principio ambas habilitan a crear aplicaciones sin código, la realidad es que solo low-code permite que los  elementos prefabricados se personalicen con código manual y que las lógicas y los flujos de trabajo externos se integren fácilmente.

Casos de uso

Normalmente no-code se utiliza para crear aplicaciones tácticas para manejar funciones simples. El low-code development también se puede usar para esos casos, pero además, para crear aplicaciones que ejecuten procesos que sean críticos o para los sistemas centrales de una organización, como ciertas integraciones e iniciativas de transformación digital.

El low-code también brinda a los desarrolladores la capacidad de escribir su propio código para ampliar la funcionalidad proporcionada o crear una solución personalizada para sus necesidades comerciales. Por lo tanto, en varios sentidos el low-code une  al desarrollador ciudadano con el desarrollador tradicional y les permite hacer lo que mejor sabe hacer cada uno.

En suma, para una pequeña empresa que busque crear aplicaciones velozmente y con una funcionalidad muy limitada, el no-code probablemente será la mejor opción. En cambio para las organizaciones que además de habilitar a sus usuarios comerciales a crear aplicaciones, quieran contar con la alternativa de incorporar su propio código para ciertos casos, lo indicado será orientarse por el low-code.

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