Mitos alrededor de la metodología de trabajo agile

La metodología agile ya tiene más de dos décadas de recorrido y cuenta con una amplia aceptación en el ámbito del desarrollo de software y de la gestión de proyectos en general. En la encuesta “15th State of Agile Report Shows Notable Rise in Agile Adoption Across the Enterprise”, más del 90% de los consultados dijo que su empresa practicaba agile. Además esta metodología también está permeando en líneas de negocios que no son de TI. Entre los equipos de desarrollo de software se observa una adopción sólida: según la encuesta aumentó del 37% en 2020, al 86% en 2021.

La investigación detectó además que entre las razones más urgentes por las cuales las organizaciones decidieron adoptar la agilidad se destacan dos: mejorar la habilidad de respuesta al cambio y acelerar la entrega de software (ambas con 64%); también se mencionaron con fuerza otros dos factores: mejorar la productividad de equipos y mejorar la alineación entre TI y negocio (los dos con 47%).

A pesar de haber logrado tanta aceptación, la metodología agile todavía está rodeada de un conjunto de conceptos equivocados. Por ejemplo, un primer mito la presenta como “una bala de plata”, cosa que obviamente no es cierta: agile empodera a las personas y las habilita a hacer su mejor trabajo y a ser responsables de los resultados, pero no es la panacea. Los fracasos también pueden ocurrir con esta metodología. Tal vez su gran ventaja es que los errores aparecerán más rápidamente debido a la transparencia y visibilidad que brinda.

 

Planificación y disciplina

Otro mito indica que agile no requiere ninguna planificación. Lo cierto es que esta metodología funciona con una planificación detallada a corto plazo (planificación diaria con los standups de 10 minutos, quincenal con reuniones de iteración / sprint, planificación de lanzamiento cada tres o cuatro meses, etc.) más un plan de largo plazo de alto nivel en retrospectiva. En todo caso podría decirse que la planificación no es estática, que se realiza con mayor frecuencia y se enfoca en horizontes más pequeños.  Además se evita planificar un proyecto para varios años de una sola vez, ya que este camino impediría considerar los cambios que se presentan en el mercado con el tiempo.

Otro mito indica que agile es una metodología “indisciplinada”: la realidad es que requiere toda una serie de pasos muy concretos: por ejemplo al desarrollar software hay que probar, recibir retroalimentación, enviar software regularmente, cambiar y actualizar el plan, y más. Esto requiere trabajo arduo y disciplina.

Otro fantasía indica que agile es más veloz, pero que genera resultados de calidad inferior. En realidad lo que sucede es que algunos desarrolladores tergiversan la metodología y toman atajos, cosa que claramente no es correcta e implica un desconocimiento de los principios que sostienen la agilidad.

 

Documentación y marcos de trabajo

Otro mito asocia la agilidad con Scrum, cuando este último es solo un marco entre otros posibles que se usan para aplicar la metodología; agile en cambio representa una mentalidad con un conjunto específico de valores y principios.

Hay un mito que indica que con agile no hay documentación. Tampoco es cierto. En un proyecto basado en la agilidad la documentación se trata como cualquier otro entregable; solo que se la rechaza como un medio de comunicación, ya que se prefiere la comunicación cara a cara a recurrir a la palabra escrita.

También existe la fantasía de que agile no se puede escalar: si bien es verdad que las metodologías ágiles tienden a funcionar mejor cuando se implementan en equipos pequeños, esto no significa que no funcionará para organizaciones más grandes. Simplemente es mejor comenzar poco a poco y luego escalar la implementación de agile en toda la organización.

En Accion Point somos especialistas en desarrollos ágiles a medida. Utilizamos las principales metodologías y herramientas de desarrollo y creamos sistemas que se adaptan a los procesos de gestión de las empresas.

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