En los tiempos actuales las organizaciones están expuestas a situaciones inéditas. Por un lado, la pandemia complejiza la actividad y hace difícil planificar escenarios incluso de corto y mediano plazo. Por el otro, las continuas disrupciones provocadas por la transformación digital exigen seguir el ritmo de los cambios, adaptarse y desarrollar capacidades de innovación.
En este marco, las empresas necesitan ofrecer experiencias satisfactorias y diferenciadas a sus clientes, lo que requiere lanzar servicios, funcionalidades y productos que respondan a sus necesidades, y que en los hechos muchas veces deben encauzarse a través de aplicaciones y soluciones de software.
Esto hace que las áreas de TI y desarrollo de las compañías estén sometidas a una gran demanda, y muchas veces acumulen requerimientos para dar respuesta las necesidades del negocio. Para resolver estos cuellos de botella las empresas pueden recurrir a una modalidad de outsourcing –staff augmentation- que ayuda a apuntalar los proyectos con personal capacitado que se suma para sacar adelante iniciativas específicas.
Variante de outsourcing
Según datos de la consultora Statista, el mercado global de outsourcing en 2019 fue de U$S 92.500 millones. El staff augmentation (o aumento de personal) en realidad es apenas uno de los diversos modelos de outsourcing posibles. Esta variante presupone la contratación de expertos tecnológicos para un determinado proyecto en los plazos y costos definidos. Estos especialistas se contratan para llenar los vacíos en ciertas competencias tecnológicas.
El personal que se suma es empleado directamente por el proveedor. Es decir que el staff augmentation implica la incorporación de personal externo de forma temporal para aumentar la capacidad de la organización y poder responder a las exigencias del negocio y de los objetivos comerciales.
Esta modalidad puede colaborar para resolver o paliar problemas como la falta de profesionales en el área de TI, escasez de especialistas en alguna disciplina tecnológica puntual, incapacidad para escalar el negocio, dificultades en aplicar la innovación, etc. Suele resultar efectiva cuando se la emplea para proyectos únicos y con tiempos limitados.
Se trata de un camino que, en realidad, no es nuevo: ya tiene años en el mercado. Permite contratar talento tecnológico en distintas latitudes, encontrar candidatos que se ajustan al requerimiento específico y sumarlos al equipo en el momento en que se los requiere. Los desarrolladores pueden incorporarse desde el arranque mismo del proyecto, o ya en instancias finales. Con su aporte los proyectos se pueden lanzar más velozmente y con mayores chances de éxito.
Cabe indicar que con este modelo no se delega la gestión del proyecto: este último se gestiona y se controla a nivel interno. Lo que se externaliza son tareas de desarrollo de software. Por lo común, hablamos de programación, configuración e implementación de soluciones de negocio.
Existe una amplia gama de escenarios en los que las empresas pueden recurrir al aumento de personal: para incrementar la mano de obra y cumplir un pico en el trabajo, como un tránsito para proporcionar capacidad hasta contratar un equipo permanente. También se recurre a esta opción para obtener habilidades especializadas que se requerirán durante un lapso de tiempo, entre otros casos. Es común que se utilice esta modalidad para sumar gente capacitada que ayude a programar apps web o móviles, por ejemplo.